sábado, 1 de octubre de 2011

Espera


Voces en mi cabeza, destruyéndole... lentamente. Fue hace tanto el tiempo metafórico desde la última vez en que escuché a tus labios pronunciar el adiós, ese que en este momento siento desgarrar lo poco que me queda del cuerpo. Torturando mi alma y desgarrando el sentido que me permite sobrevivir entre los mortales. Sintiendo la espesura de aquellas palabras a través de mi sangre; fluyendo viva y eterna... es como si los movimientos de nuestros cuerpos se hubieran detenido y el tiempo los tocara lentamente a cada paso del reloj... a cada segundo que queda para volver a ver brillar tus ojos. Pensar; simplemente imaginar que cada lágrima derramada se convierte en un pedacito de ti, que anhela sucumbir ante la madrugada llena de suspiros, en donde intercambiamos almas... aquella que recuerdo cuando mi cuerpo deja de ser materia y se convierte en vida.
La espera es larga.
La espera mata.
La espera sólo hace que las ansias por correr sean mayores.
La espera es lo que hace que pacientemente siga los rumbos que la vida me dejó escritas una mañana de septiembre sobre el diván... Recopilando los trozos de recuerdos que me guiaron hasta ti... una mañana de octubre en la que ya sólo queda cerrar los ojos para imaginar nuestro amanecer que cada día está más próximo.
Simple y llano... eres tú quien invoca a mi presencia que deambula liviana por las esencias de la vida. Pero a cada paso siento cercana tu voz; carrera de nunca acabar: sólo hasta sentir que nuevamente tus labios se unen con los míos en un beso azucarado por el azul de nuestro cielo.

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