Recorro hasta el último vacío recopilando los restos de nuestro amor, pedazo a pedazo; como consumido después de una guerra en la cual ambos ganamos los orgasmos que nos emboban la mente y nos engañan el alma. Consumiendo hasta el último tabaco de ternura que nos llevábamos como desayuno a la cama de nuestra eterna primavera; queriendo que el tiempo fuera eterno y los minutos pasaran como ancianos con bastón; para así no olvidarme jamás de tus historias que me llevaban a la risa cómica y simpática que era ayer… esa que recuerdo con la nostalgia de que un día fui feliz y fue contigo. Recorro el recuerdo de tu voz tenor en mi oído, suplicándole a mi fuero que sea incapaz de irme lejos… quizá ya nada vale más la pena que haber estado contigo sólo porque quería hacerte a ti y a mi felices. Pero mientras más pienso en ti, más se aporrean mis neuronas tratando de reemplazar a mi corazón, que se ha quedado contigo; tras esa puerta cerrada de películas en cine europeo, de las que sólo entendía porque el idioma universal del amor no habla con palabras. Porque a pesar de no tener sueño dormía a tu lado sólo para ver tus ojos cerrados y tu sonrisa débil que me incitaba a besarte con todo o sin sentido.
Si ya no vale la pena; si tus labios pronunciaron un quiebre al azul de la noche oscura; si ya nada vale la pena porque no podemos sufrir una distancia ficticia que en una pared de hierro nos intimida tanto… por qué no mejor volver a intentar una vez más el no querer irme para siempre por la puerta entornada; aquella puerta que se asemeja más a tus abrazos que a los goznes de mi deseo a huir con desespero de las leyes humanas. Sólo con tu voz me quedo durmiendo en valles nevados que se parecen al sueño viril de la eternidad a tu lado. Es porque la ilusión de tenerte es tan grande como mis ganas de llorar por esa ausencia austera. Quiero llorar porque ya no me quedan lágrimas. Quiero llorar porque no me aguanto la angustia de saber que a tu lado era tan feliz; que podíamos haber vencido el miedo a morir sólo con un beso que apasionado nos hubiera dejado ser uno los dos. Para siempre. Y aunque el tiempo desgaste los husos con el que hilábamos día a día el sentir, nada detendrá el paso del tiempo que vuelve cada vez más joven nuestra noche azulada de ti; que me dijo con una botella vacía que solo bastaba estar un poco más cerca tus ojos de los míos para ser feliz.
Lineas de recuerdos que me desgarran el corazón, tratando de no identificar mi eufórica tristeza, buscando la respuesta a mil preguntas que ya nadie puede dar solución. Cierro los ojos e imagino momentos ficticios en los que asemejo estar en aquellas lineas en las anhelas a ese amor. Si ya no vale la pena porque aun mi corazón late tan estrepitosamente cuando pienso en ti, talves mi incrédula madurez ya no esta cuerda y trato de darme aliento escribiendo palabras que jamas entenderás porque tu corazón ya no vibra al compaz de mi voz. Tu azulada noche ya no me pertenece, desearía sentir el nerviosismo de oír tu cálida voz al momento que tus ojos dejan caer una lagrima que cobije todos aquellos recuerdos en los que dormir era soñar con un mañana feliz.
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